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martes, 18 de enero de 2011

Posada escogió al mentiroso Otto Reich

MARTES 18 DE ENERO DE 2011
Para su defensa en el juicio de El Paso, Posada escogió al mentiroso Otto Reich

Jean-Guy Allard

Para sostener su defensa en el juicio de El Paso, el terrorista y agente de la CIA Luis Posada Carriles escogió de testigo a Otto Reich, una de las crápulas más repugnantes del régimen de Ronald Reagan y el hombre de confianza de George Bush padre que organizó el regreso en territorio norteamericano del terrorista internacional Orlando Bosch.

Nacido accidentalmente en Cuba -como lo dijo un comentarista- de un padre austriaco, este funcionario de la CIA reclutado en los bancos de la universidad se apareció a la vista del público norteamericano cuando la USAID - vieja fachada de la Agencia de Langley - lo contrata como administrador asistente para América Latina.

Durante la guerra sucia en Nicaragua, Reagan lo incrusta en su aparato gubernamental como jefe de la Oficina de la Diplomacia Pública, para realizar oficialmente las tareas de encubrimiento y de desinformación que ya hacía a escondidas.

Coordinó las mentiras oficiales sobre Nicaragua

George Bush padre que ocupa entonces la vicepresidencia se encargará de apadrinarlo en las altas esferas del Gobierno. Recordarse que Bush esta entonces el máximo responsable de las operaciones de inteligencia y que fue él quien, de jefe de la CIA, autorizó la creación de la CORU, organización terrorista anticubana de pésima memoria.

En materia de mentiras - el tema central del juicio de Posada - Reich es por cierto un experto. En apoyo a los mercenarios de la Contra nicaragüense, él y su personal divulgaron de manera sistemática documentos e informaciones mentirosas calumniando a los sandinistas que se colocaron, según las investigaciones, en la NBC, The Wall Street Journal, The New York Times, The Washington Post, Newsweek, USA Today y varias otras publicaciones influyentes.

La operación se desarrolló paralelamente a lo que se convertirá en el escándalo Irán-Contra, un desastroso plan de tráfico de armas y cocaína, enteramente desarrollado por la CIA con sus mercenarios cubanos de la Operación 40.

Desde sus oficinas de Washington, Reich se encuentra entonces al tanto de las actividades de Félix Rodríguez Mendigutía (alias Max Gómez) y Luis Posada Carriles, que operan desde la base aérea de Ilopango, en El Salvador.

Asesino del comandante Ernesto “Che” Guevara, “El Gato” Rodríguez es también un ladrón del escándalo del Watergate, hombre de confianza de George Bush padre. Posada Carriles es quién ordenó, junto con Orlando Bosch, la explosión en pleno vuelo de una aeronave de Cubana de Aviación, que provocó la muerte de 73 personas.

Una investigación de la General Accounting Office (Oficina General de Contaduría, GAO por su sigla en inglés), demostrará más tarde que Reich, en este periodo, se dedicó también a recaudar dinero a favor de la “guerrilla” de Oliver North, violando las orientaciones del Congreso que ahora asesora.

Increíblemente, cuando estalla el escándalo, la Administración Reagan-Bush encubra la salida de Reich con su repentino nombramiento al puesto de Embajador de Estados Unidos en Caracas, Venezuela.

Ahí Reich concibe y organiza la liberación de Orlando Bosch, recluso por el atentado contra el vuelo de Cubana, comprando un fallo de una corte militar que le abre las puertas del penitenciario. Más aún, organiza la salida del jefe terrorista hacia Miami.

A su llegada en Estados Unidos, el 17 de mayo de 1988, Bosch es detenido por haber fallado a su liberación condicional. Reich participará entonces en una ruidosa campaña para su liberación, al lado de Ileana Ros-Lehtinen, hoy jefa de los republicanos en el Congreso en materia de relaciones internacionales.

En julio de 1990, el entonces presidente George Bush padre firma el indulto de este ex pediatra convertido en asesino.

Gracias a Reich, el jefe de la CORU asesina quién reconoció sus actividades terroristas - en una entrevista publicada por la revista New Times el 3 de mayo 1977- vive hoy libremente en su bungaló de Hialeah, Florida.

¿Que tal Abrams, Negroponte y Noriega?

Otto Reich no solo pertenece al equipo de Reagan y Bush dirigido por Oliver North que manejaron la guerra sucia contra Nicaragua, es cómplice de Elliot Abrahams, John Negroponte y Roger Pardo-Maurer, quienes se vieron involucrados luego con el asesinato de las misióneras Maryknoll William Woods, Yado Ite Ford, Maura Clarke y Dorothy Kazel.

John Negroponte era entonces embajador de los Estados Unidos en Honduras y, con Noriega, apadrinó la Operación Centauro que terminó con el asesinato de religiosos sospechados de fraternizar con la guerrilla. Este mismo plan que contó con el apoyo servil del embajador de Venezuela en El Salvador, Leopolodo “Matacuras” Castillo, hoy un febril agitador en contra del gobierno del presidente Chávez que se consagra a difamar a la revolución bolivariana.

En el curso de la comparecencia de Reich en el Congreso, sus socios entre los cuales el ultra reaccionario Connie Mack, se abstuvieron de cualquier referencia a su pasado. Una lastima. Cuanto interesante hubiera sido saber donde andaba en 1980 cuando se asesina en San Salvador al arzobispo Óscar Arnulfo Romero.

Asesora a Lobo antes de la llegada de Hillary

Para los defensores de Posada parece no importar que cuando era “Enviado Especial para el Hemisferio Occidental” de la Administración George W. Bush, Reich jugó un papel esencial en el golpe de estado de 2002 contra el presidente de Venezuela, Hugo Chávez, y hizo todo lo que pudo, con su red de cómplices ultraderechistas, para sostener al golpista Pedro Carmona Estanga en su aventura.

Nadie tampoco señalo como Reich se reunió en Tegucigalpa con Porfirio Lobo Sosa, sucesor de Roberto Micheletti, líder golpista que contribuyó a llevar al poder.

Según el diario hondureño El Tiempo, la presencia de Reich fue anunciada por el Departamento de Prensa del Gobierno hondureño pero “sin que la Casa Presidencial informara las motivaciones de la cita”.

Hecho más elocuente aún, el rotativo precisa como el encuentro privado “se registró a eso de las nueve de la mañana pero los periodistas que cubren el palacio no vieron (a Reich) ingresar, ni salir del edificio, aunque habían sido convocados a una conferencia de prensa”

Observa el diario como la visita relámpago “ocurre a escasas horas de que éste se reúna con la Secretaria de Estado norteamericana, Hillary Clinton”.

Tras el golpe de Estado de junio del 2009, el gobierno de facto de Honduras y sus aliados norteamericanos lanzaron una campaña de cabildeo en Washington. Según un análisis publicado entonces por el New York Times, la operación costó unos 400.000 dólares en gastos de relaciones públicas, notablemente a favor de una firma que tiene "relaciones estrechas" con la secretaria de Estado Hillary Clinton, “con el respaldo de los ex altos funcionarios Otto Reich, Roger Noriega y Daniel Fisk”.

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