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jueves, 13 de enero de 2011

Juan Ramón Chinchilla: una advertencia, un signo

Nuestra Palabra  12 enero 2011

 La región del Aguán ha dado el primer campanazo. Y no podía ser de otra manera. El año pasado fue el ojo del huracán, como escenario violento y sanguinario. En lugar de una ruta de salida políticamente viable y jurídicamente conforme a la legislación hondureña, lo que hizo el sector empresarial y la parte gubernamental, fue atizar el conflicto hasta dejarnos con una zona en donde el Estado perdió el control para conducir propuestas e impulsar políticas.
Con al secuestro del joven dirigente campesino y popular Juan Ramón Chinchilla, los
sectores que controlan la región del Aguán están dando una advertencia precisa: su
opción seguirá siendo la violencia. Y su decisión sólo es una: resolver el actual conflicto a través de la eliminación de los adversarios por medio del terror y de la muerte. De acuerdo al testimonio que ha hecho público el joven dirigente campesino, su secuestro podría haber sido una acción combinada entre fuerzas internas y fuerzas mercenarias extranjeras.
De confirmarse esta hipótesis, el secuestro y tortura de Juan Ramón Chinchilla abonaría a la advertencia de que en el Aguán se estarían concentrando fuerzas de la extrema derecha continental que entienden y asumen dicho conflicto agrario como parte de una confrontación geopolítica e ideológica, la cual se entiende como una batalla entre quienes defienden la propiedad privada y los valores del libre mercado, y los comunistas que buscan imponer la dictadura del socialismo del siglo XXI.
De acuerdo a esta visión geopolítica e ideológica simplista, la defensa de los intereses de los terratenientes sería la concreción de esta campaña nacional y continental, la cual estaría en plena continuidad con la lógica que llevó a estos mismos sectores a diseñar, promover y sostener el primer golpe de Estado exitoso del siglo XXI en nuestra América, y que hoy, enceguecidos con su triunfo, sólo entienden que seguirán cosechando éxitos aplastando a los contrarios.
Sin embargo, Juan Ramón Chinchilla logró escapar con vida para dar testimonio de lo
que se está fraguando. Y no hay duda de que su liberación ha tenido mucho que ver con la eficacia de la presión ejercida por los diversos sectores de la sociedad tanto a nivel nacional como internacional. Y esto se constituye en un signo de altísimo valor en la lucha popular para este año 2011.
El caso de Juan Ramón Chinchilla nos enseña que las fuerzas continentales estarían
cerrando filas en torno a la defensa de los intereses de los grandes empresarios en el
Aguán, y que un conflicto que el Estado debe hacer frente a través de una resolución
agraria, se ha ido de las manos para convertirse en un argumento para confrontaciones político-ideológicas muy lejanas a las demandas y sufrimientos de los campesinos. De igual manera, nos deja muy establecido que la solidaridad y la articulación de los diversos sectores populares en torno a una agenda común de lucha, son el signo fundamental para convertir nuestras fragilidades e indefensiones, en la muralla protectora de nuestras vidas.

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